Hay un lugar en la costa asturiana donde el dramatismo y la belleza se conjugan para desplegar frente a la mirada del visitante un panorama que le deja sin aliento: Cabo Vidío, en el concejo de Cudillero.
Acantilados de roca cuarcítica que se elevan verticalmente hasta alcanzar los 80 metros sobre las aguas; miriadas de aves que surcan su cielo; riberas de cantos rodaos condenados a eterno vaivén por el empuje de las olas; el rugir de la vagamar cuando el Océano desata su bravura; y en el corazón de la roca, en lo más profundo del espolón rocoso, una joya de la geología: La Iglesiona.
En la vertical del faro de Vidío, en las entrañas de la roca, se abre una oquedad de 60 metros de altura, horadada y esculpida por el paso del tiempo y por las peculiares condiciones que se dan en este punto, el más exterior del cabo.
Durante tu estancia no dejes de visitar esta joya de la geología y conoce uno de los parajes más hermosos de la costa asturiana, su entorno y sus gentes en un territorio donde conviven vaqueiros y percebeiros.
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